Salmo 4

El Salmo 4 es un salmo atribuido al rey David y es parte de la colección de Salmos en la Biblia.

A continuación se muestra el texto completo del Salmo 4 en la versión Reina-Valera 1960:

  1. Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
  2. Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah
  3. Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare.
  4. Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
  5. Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.
  6. Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, Jehová, la luz de tu rostro.
  7. Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
  8. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

oración por los fieles difuntos

¿Qué significado guarda el Salmo 4?

El Salmo 4 es un salmo de súplica y confianza en Dios.

Comienza con una invocación a Dios para que escuche la voz del salmista cuando clama por ayuda. El salmista busca la misericordia y la gracia divina en medio de su angustia. Expresa su confianza en Dios como su refugio y fuente de alegría.

Se contraponen la actitud de los impíos y la del salmista. Los impíos buscan la falsedad y la vanidad, mientras que el salmista se dirige a Dios en busca de respuesta y paz. Se destaca la importancia de la justicia y la fidelidad en la relación con Dios.

El salmo concluye con un llamado a confiar en Dios y ofrecer sacrificios de justicia. El salmista confía en que Dios escuchará sus plegarias y le concederá la paz y la alegría en su presencia.

En resumen, el Salmo 4 habla de la confianza en Dios como fuente de ayuda y consuelo en medio de las dificultades. Nos invita a buscar a Dios en la oración, confiando en su justicia y fidelidad, y nos recuerda que encontrar la paz y la alegría verdaderas solo es posible cuando nos acercamos a Dios con corazones sinceros y ofrendas de justicia.