El Salmo 140 es una oración de súplica y confianza en Dios en medio de la persecución y la maldad. Es un llamado a Dios para que proteja al orador de sus enemigos y para que los haga responsables de sus malas acciones.
Líbrame, oh Jehová, del hombre malo;
Guárdame de hombres violentos,
Que maquinan el mal en el corazón,
Que cada día provocan guerras.
Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah
Guárdame, oh Jehová, de manos del impío;
Guárdame de hombres violentos,
Que han pensado trastornar mis pasos.
Los soberbios me han tendido lazo y cuerdas;
Han extendido red junto al camino;
Me han puesto lazos. Selah
He dicho a Jehová: Dios mío eres tú;
Escucha, pues, la voz de mis ruegos, oh Jehová.
Oh Jehová, poder de mi salvación,
Tú cubriste mi cabeza en el día de la batalla.
No concedas, oh Jehová, las peticiones del impío;
No desees su mal consejo, porque se ensalzaron. Selah
Los que cercan mis pasos han levantado su cabeza;
Caiga la maldad de ellos sobre su propia cabeza.
Caigan sobre ellos ascuas de fuego;
Sean echados en el abismo, en fosos profundos, de donde no salgan.
El hombre de lengua doble no será firme en la tierra;
El mal perseguirá al hombre violento hasta que sea desterrado.
Yo sé que Jehová defenderá la causa del afligido,
Y el derecho del pobre.
Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
Los rectos morarán en tu presencia.
